La ubicación geográfica cuenta con más de 40.000 árboles.
En la India específicamente en Shoolarji, a lo largo de la frontera entre Tamil Nadu y Karnataka, existe un terreno que goza de una fertilidad ejemplar. Pero lo que realmente hace de esta ubicación especial es la apariencia lograda en los últimos años, aun cuando era una zona sin vida.
Y es que el uso excesivo de productos químicos pueden eliminar cualquier esperanza de lograr un refugio ecológico en determinadas zonas. Aun así, un hombre llamado Varun Ravindra y otras 40 personas transformaron con mucho cariño y dedicación a Vanandra la ubicación que alberga actualmente a 250 especies de árboles.
Para Ravindra siempre fue una prioridad hacer algo con respecto a la degradación del medioambiente. «Dejé de comer pollo cuando tenía 10 años. Les dije a mis padres, ingenuamente, que si me comía el pollo, sus parientes podrían seguir buscándolo y nunca sabrían a dónde había ido», recordó el ecologista.
Ravindra quien en la actualidad tiene un poco menos de 40 años reconoce la ayuda que ha recibido de varias personas con el mismo pensamiento ecológico. «Una vez leí en una revista de mejoras del hogar que guardar el último trozo de jabón de baño en una cómoda mantendría limpio el equipamiento del baño. Pero un estudio más profundo me hizo ver que los productos químicos del jabón acabarían con el ecosistema bacteriano del alcantarillado. Al final deseché esta práctica», recuerda.
Varun cuenta que, en 1994, su padre compró un terreno para cultivar y empezó a adoptar vacas y caballos. «Gracias a esto, me acerqué a la naturaleza y desarrollé un afecto hacia los animales y el medio ambiente», dice.
El mencionado ecologista reconoce que le debe su formación ecológica a sus padres: En 1994, su padre compró un terreno para cultivar y empezó a adoptar animales de campo. «Gracias a esto, me acerqué a la naturaleza y desarrollé un afecto hacia los animales y el medio ambiente», mencionó.
Aunque cursó una carrera universitaria y aceptó un trabajo en una empresa, jamás se olvidó de su vocación ambiental. Varun recibió educación con una ONG mientras impartía clases gratuitas de matemáticas e inglés para satisfacer su curiosidad ecológica. «Solo tenía experiencia como voluntario en agricultura y quería aprender más. Así que acudí a expertos y asistí a talleres. Poco a poco, conocí a agricultores que practicaban la agricultura ecológica y aprendí de forma práctica», recuerda Ravindra cuando dejó el trabajo de la empresa.
Otra temática que le apasionaba era la de la disminución del carbono para minimizar la contaminación. «El suelo y las plantas tienen una enorme capacidad para detener el carbono, que se está convirtiendo en un problema para contener el medio ambiente. Me di cuenta de que plantar bosques densos en un gran terreno serviría para mitigar la crisis medioambiental», explica Varun.
En un principio la idea era realizar la siembra en terrenos que fueran propiedad del estado, pero esa idea perdió factibilidad por la falta de mantenimiento de ese tipo de tierras. Por lo que lo llevó a pensar que era mejor comprar un terreno propio. «Convertirse en propietario conlleva una responsabilidad, y si las personas afines se unen, pueden crear y proteger un ecosistema coexistiendo con él», afirma.
Así nació una comunidad con pensamiento ecológico, cuando 40 personas más acompañaron a Varun en este proyecto. «La idea de convertir una tierra estéril en un bosque fértil y verde parecía inimaginable. Pero a medida que los cambios se hacían visibles, más gente se unía», dice Varun recordando como comenzó todo en el 2016.
Para explicar la transformación del suelo, el ecologista pionero en la zona añade: «El suelo se trató con vermicompost y biofertilizantes como el jeevamrut, una mezcla de gramo de Bengala, jaggery, desechos de vaca y tierra. Se introdujo biomasa y microorganismos para mejorar la calidad del suelo. Se introdujo ganado en el recinto, no para ordeñar o sacrificar, sino para que actuara como desbrozador natural pastando en la hierba y proporcionando abono a la granja».

Cuando empezó a mostrar indicios de fertilidad, se comenzaron a sembrar árboles de forma consecuente. «Los árboles se plantan manteniendo una distancia de 3×4 metros. Se ha colocado una red de riego por goteo en todo el terreno para hacer un uso eficiente del agua», añadió.
Uno de los miembros de este respetable grupo Siddharth Devaraj mencionó a un medio de comunicación: «Se han plantado variedades como el árbol de la tabla negra, el honge y el neem, junto con variedades frutales como el jamun, el mango, los plátanos, la manzana de agua, el higo, el coco y el azufaifo indio. Las especies se han plantado cuidadosamente para garantizar la fijación del nitrógeno y otros nutrientes y apoyarse mutuamente en su crecimiento».
Devaraj añadió «Lo mejor es que el proyecto no implica una agricultura intensiva. El objetivo principal es desarrollar un bosque y que los interesados preserven la naturaleza». Cabe mencionar que Varun cuenta con una población muy importante de aves que hacen vida en el bosque.
Kiran Shantakumar, quien es otro colaborador dice: «Soy uno de los miembros iniciales y el concepto me pareció intrigante. La tierra era estéril y empezó a tomar forma a partir de 2018, cuando las plantas empezaron a agarrarse al suelo y la fertilidad mejoró. No teníamos experiencia en forestación ni en jardinería, y estamos orgullosos de ver el progreso. La tierra puede servir de retiro de la vida urbana mundana».
Varun dice: «El bosque comunitario también ofrece instalaciones como una granja de animales, una zona de juegos para niños, una zona de paseo abierta y un gimnasio al aire libre. El lugar ofrece una vida segura y cómoda con la experiencia de vivir con la naturaleza. El cambio climático ha hecho que la agricultura sea errática, y los agricultores suelen tener ciclos de cosecha irregulares. Las granjas orgánicas y otras alternativas de subsistencia sirven como medio de vida sostenible para los agricultores».
Varun está implicado de una forma integral con la ecología al punto que existen otras zonas en la India donde también se están plantando árboles con el propósito antes explicado. «La iniciativa es mi intento de revertir los impactos del cambio climático. Espero que muchos me sigan y formen parte del movimiento», concluyó.