El pequeño estaba destinado a formar parte una granja de pieles.
En Rusia existe una práctica poco ética que cuenta con apoyo gubernamental y es la de crear granjas de animales que se destinan para la extracción de su piel. Esto se hace con el objetivo de confeccionar indumentaria relacionada con el abrigo de los seres humanos.
Yarolslav es un joven que acostumbra caminar por las inmediaciones de una de estas granjas y en unos de esos paseos pudo observar a un zorro que le enterneció el corazón. Desde el momento en que lo miró se enfocó en salvarle la vida, sin importar el precio.
En seguida se puso en contacto con los dueños del lugar, los cuales dijeron que se lo podían entregar si pagaba el monto que recibirían si vendían la piel del animal. Ante esta propuesta, Yaroslav decidió pagar el precio acordado.
Esta historia comenzó en el año 2015 y el nuevo dueño del zorro le puso por nombre Woody. La nueva mascota se mostraba retraído y no le gustaba ningún tipo de contacto con los seres humanos. Aun así Yaroslav no se rindió en su deseo de integrarlo a la familia.

Woody fue instalado en una perrera dentro de las inmediaciones del domicilio de Yaroslav. Los ejercicios matutinos al aire libre buscaban la forma de que el zorro fuera más sociable. Pero nadie sabía que la nueva mascota tenía un plan diferente.

Las travesuras de Woody lo llevaron a escaparse muchas veces de la perrera. El zorro cavaba un hueco en la tierra y se iba. Esto preocupaba a Yaroslav, ya que sabía que su nueva mascota no entendía como era la vida silvestre.

Woody fue criado en cautiverio, por lo que su interacción con otros animales en estado silvestre podrían traerles problemas. La vida en el bosque no era lo mejor para el zorro.

Así que la acción más sabia era domesticarlo. Y aunque no ha sido fácil, hoy por hoy, Woody es como la mezcla de un gato y un perro. Las travesuras no tienen fin con él.
La dieta de Woody consta de productos naturales como carne, requesón, frutas y verduras. Al parecer el animal se ha acoplado muy bien a la vida doméstica.

Para los expertos en el comportamiento animal el caso de Woody pudo darse por el hecho de que fue criado por humanos, pero si la situación hubiese sido diferente, la domesticación del zorro jamás se hubiese dado.
Yaroslav es un individuo valiente y con una paciencia ejemplar. Sin duda su decisión de cuidar a Woody le salvó la vida al pequeño zorro, pero también enriqueció la suya.

En su cuenta de Instagram, Yaroslav coloca divertidas fotografías de Woody metiéndose en problemas. Ambos se ven muy felices de compartir una amistad que ya supera la vida promedio de un zorro en estado silvestre.