Esta maravillosa iniciativa se llevó a cabo gracias a los mismos reclusos.
Las casitas para los animales callejeros son de un metro de ancho por uno de largo y fueron elaboradas a mano por privados de libertad que a su vez fueron capacitados por los talleres que brinda el centro penitenciario.
Lo más increíble de todo es que fueron los mismos reclusos los que tomaron la iniciativa de realizar este trabajo. Ellos se encontraban tomando un taller de carpintería que funciona en el centro carcelario, fue entonces cuando a uno de ellos se le ocurrió la idea y se la comentó a sus compañeros, estos se mostraron muy entusiasmados en colaborar para que los perros callejeros tengan un pequeño resguardo.

Los presos de la unidad carcelaria número 13 de Junín ubicada en Buenos Aires, Argentina, construyeron con sus propias manos más de 20 casitas para animales callejeros que se entregaron a la Asociación Juninense de Protección de Animales.
El director general de Zoonosis y Bromatología de Junín, Julio Ferrero, agradeció el trabajo realizado y destacó su utilidad por «la necesidad de dar a los canes una protección donde estén seguros, aún en situaciones climáticas desfavorables».

La carpintería funciona todos los días, y allí se arman distintos pedidos para donar a fundaciones y organizaciones sin fines de lucro.

Esperamos que medidas como esta sirvan de ejemplo para todos los centros penitenciarios del mundo e invitamos a que tomen medidas similares que aporten a la sociedad humana y animal.